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¡Lávense las manos chicos!

En estos tiempos una de las recomendaciones que más escuchamos es la de "Lávense las manos frecuentemente". Ésto con el principal propósito de prevenir los contagios y evitar la propagación del COVID-19. Pero, ¿Por qué es esta simple acción tan importante? Porque lavarse las manos de modo correcto ha sido un factor decisivo en la prevención de enfermedades bacterianas y virales, por ejemplo el cólera y la gripe.


El correcto lavado de manos es una de las medidas más básicas y más sencillas con las que podemos prevenir enfermedades. Ya que nuestras manos están en contacto con múltiples superficies y además con nosotros mismos, directamente con ojos, nariz y boca. Además de entrar en contacto con nuestros alimentos. Las manos son portadoras de un sin número de gérmenes, por eso es importante siempre el aseo adecuado de las mismas antes de comer. Actualmente nos es raro que oigamos el consejo de "lavarnos adecuadamente las manos antes de comer y después de ir al baño", incluso hay muchas canciones infantiles para enseñar este buen hábito a los pequeños. Para nosotros es algo cotidiano, sin embargo no era una práctica común ni asociada con ciertos padecimientos hasta hace muy poco.


Todavía hasta mediados del S XIX no estaba claramente establecida la relación entre lavarse las manos y no enfermar de ciertos padecimientos, incluso para la comunidad científica. De hecho era normal que se practicaran procedimientos médicos sin el aseo previo de manos, ni siquiera entre pacientes, lo que desencadenaba en desenlaces funestos causados por infecciones. La higiene personal (no sólo el lavado de manos) era más una cuestión de estatus social que de salud. Con el descubrimiento posterior de los gérmenes y su comportamiento se desarrolló más la idea del aseo de manos con fines médicos. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, lavarse las manos se había convertido no ya en una costumbre dictada por los cánones sociales, el decoro o la estética, sino que tenía claramente una base científica.


La idea de la higiene personal dio otro paso adelante vinculado a los efectos de la revolución industrial. Por una parte, las grandes concentraciones crecían y se consolidaban como puntos de concentración de riqueza; por otra los avances tecnológicos y arquitectónicos permitían que el agua corriente empezara a llegar a los domicilios acomodados y que el cuarto de baño, tal y como lo conocemos, ocupara la función imprescindible que hoy le otorga nuestra cultura. La idea de lavarse las manos adquirió otra dimensión, propia de la población instruida, con la inestimable ayuda, por supuesto, de la publicidad de las marcas de jabón y detergentes.

Incorporar el hábito de lavarse las manos es el método más fácil, rápido y económico para prevenir enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias agudas, infecciones cutáneas, así como parásitos, las cuales pueden ser incluso mortales. Así que ya lo sabes, un pequeño gesto te puede salvar la vida; ¡lávense las manos chicos!



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